Fórmula de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús

  

ACTO DE CONSAGRACIÓN AL SGDO. CORAZÓN DE JESÚS

(que la M. Concepción escribió de su puño y letra)

Madre mía Inmaculada, aunque indigna hija tuya, vengo a ti pues sé que en esta ocasión te agradará mi deseo. Quiero ser toda del Corazón de Jesús, pero siendo tú mi Madre, no quiero dar un solo paso sin Ti.

 

Aquí tienes mi pobre consagración, arréglala como mejor te agradare y después en tus purísimas manos, o mejor si te parece guardada dentro de tu purísimo Corazón, preséntala al Corazón de tu Hijo, y luego, Madre querida, toma a tu cargo el hacérmela cumplir a fin de que eternamente conste que todo lo que por esta vía alcanzare, la gloria , después del Corazón de Jesús se deberá a Ti.

 

Corazón dulcísimo de Jesús, Rey mío, Rey de bondad y de amor, quiero ser tuya por completo y para siempre. Acepto gustosa este pacto que deseas tan dulce y tan honroso de cuidar Tú de mí, y yo de Tí, aunque vas a salir perdiendo. Aquí me tienes a mí y a todo lo mío; ya es tuyo. Haz de ello como quieras, sin atender para nada a mi gusto o mi disgusto que, aunque me mates, en Ti esperaré y de Ti me fiaré. Mi alma con sus potencias y su libertad, para que sin reparo uses de ella. Mi salvación eterna, mi grado de gloria con el Cielo, y de virtud en la tierra, mi progreso espiritual; no quiero en todo esto más que lo que Tú quieras, pues ya mis intereses son tuyos. Mi cuerpo, salud y vida, dame lo que a Ti te agrade y en la forma que sea tu voluntad. Mis obras buenas hechas y por hacer, hasta mi postrer instante, de poco te servirán, pero cuanto valgan, ahí las tienes. Como no son mías ya no dispondré de ellas, sino en los casos de obligación o si en obras que la caridad pide será con la condición expresa de si fuersen de tu agrado.

 

Cuanto por mí ofrecieren en vida o después de muerta. Mis asuntos, familia, oficios, empresas, amigos, obras de celo, etc. Tú sabes mejor que yo lo que conviene para tu gloria y bien mío. Haz como te agradare, aunque veas que me cuesta. En todo esto quiero hacer como si el éxito dependiera de mí sola, pero luego el resultado dejártelo todo a Ti, conociendo que Tú sólo, no mis pobres diligencias, serás quien lo ha de llevar a término.

 

Quiero Dios mío, olvidarme por completo de mí misma y de todo interés propio y fiarme en absoluto de Ti, descansanndo con paz segura y tranquila en tu dulce providencia, ayúdame a conseguirlo. Propongo hacer todo cuanto pueda para no tener más ideal en la tiera ni en el cielo que tus intereses santos. Trabajar porque reines en todos los corazones, sirviéndome para ello de todos los medios que estuvieran en mis manos, a saber: oración, lo más constante que pueda, pidiendo tu reinado en todas partes y a todas horas: en la Iglesia, en casa y en todas las ocupaciones diarias. Sacrificio pasivo de aceptación resignada y aún alegre, porque reines, de cuantos sufrimientos vengan, de esas mil cosas pequeñas que se ofrecen a diario, y de otras cosas más graves que la Providencia permita; y activo con penitencias externas y vencimientos internos, de mi carácter, genio, pasiones e inclinaciones malas, sobre todo formando con valentía la táctica de la mortificación continua y la ofensiva en las mil cosas pequeñas que se ofrecen a cada instante. Actos de virtud cumpliendo con esmero los deberes de cada instante, dando

muy buen ejemplo, pero sin llamar la atención en nada. Propaganda lo que tú me inspires. Y como veo con pena que además de no reinar en miles de corazones tu Nombre Santo es ultrajado y traído por los suelos a causa de nuestras culpas, sobre todo las que tocan al Sacramento de tu Amor, yo quiero hacer lo posible con sufrimientos, plegarias y sacrificios, vida santa, apostolado para reparar tu Honor y Gloria divinas y restituirles según mi pequeñez y miseria el lustre y esplendor que tienes tan merecido.

 

Por último propongo: 1º Vida Eucarística lo más intensa posible, con la comunión diaria, sobre todo en los primeros Viernes. Con visitas al Santísimo en persona cuantas veces pueda y en espíritu continuas. Leer y meditar cuanto me sea posible cosas de esta Devoción, para mejor conocerla practicarla y propagarla. Renovar todos los días esta mi consagración con la mayor seriedad.

 

Mucho he determinado hacer, Corazón amabilísimo, pero como Tú más que yo, ha de ser quien hará el gasto no dudo resolverme. Todo lo espero de Ti y de mí ya no espero nada y me alegro que así sea, a fin de que eternamente conste que toda la gloria es tuya y a mí nos se debe cosa alguna.

 OFRECIMIENTO DE OBRAS

 

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN

Divino Corazón de Jesús, por medio del Corazón Inmaculado de María y de S. José, yo me consagro a Ti, y contigo me ofrezco a Dios Padre en tu Santo Sacrificio del Altar, con todas mis obras y oraciones sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación por nuestros pecados, para que venga a nosotros tu Reino, especialmente por las dos intenciones confiadas este mes por el Papa al Apstolado de la oración.

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