Vida interior
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El secreto de la felicidad de la M. Concepción
La M. Concepción decía muchas veces las palabras de Sta. Teresa de Jesús: 'Hacer mi voluntad una con la Voluntad de Dios' es la unión que yo deseo". Esto es lo que ella entendía por santidad y unión con Dios. No querer nada por cuenta propia sino sólo querer lo que Dios quería en cada momento. Ella siendo tan parca de palabras dijo confidencialmente un día estando enferma en la clínica a una parienta suya religiosa:
"El Corazón de Jesús es mi corazón. Él y yo estamos unidos y somos una sola persona. Si tú amas al Corazón de Jesús, y tú estás con Él y Él contigo os uniréis y seréis una sola persona.
La M. Concepción unía todas las cosas que hacía a las que hizo Cristo en este mundo, por ejemplo cuando barría, unía aquella sencilla acción de barrer, a la de Cristo cuando barrió tantas veces el taller de Nazareth. Nunca sufrirás porque Él lo coge todo, Él es Amor, y todo lo que Él tiene nos lo da a nosotros. Felicidad eterna". Recordemos los grandes propósitos que año tras año iba proponiendo cada vez con más amor, con más fervor, con más ilusión:
En sus apuntes de conciencia escribió:
"Oh Jesús amado mío,
nada quiero más que a ti.
Toda a Ti me doy, Señor,
haz lo que quieras de mi".
Escritos personales de la M. Concepción
que nos pueden a yudar preparar nuestros
corazones para recibir al Salvador en
nuestras vidas.
Cilindro pintado por la M. Concepción, en él se ve el gran amor que tiene al Corazón de Jesús y cómo se da cuenta de que desde el seno de la Virgen, el Corazón de Jesús ya late de amor por el hombre.
Escribirá en 1977 contemplando el misterio del Nacimiento: "... el Niño, el Verbo hecho hombre que me ama con su corazoncito humano, como me había amado desde toda la eternidad y que empieza a trabajar para redimirme".
La M. Concepción es consciente del gran amor que Jesús tiene por ella y por cada uno de los hombres, por ello se empeñará toda su vida en "procurar enamorarse intensamente de Cristo"
Ejercicios 1957
"¡Cuánta diferencia se halla entre mi pobreza y la de Cristo! Cristo en un pobre establo, y yo en acomodado aposento; Cristo se alegra en una total penuria, y yo me quejo de que me falta lo innecesario; Cristo padece necesidad en la habitación, alimentos y vestido; y yo no deseo sino vestido delicado, comida regalada, habitación espléndida. ¿Cuándo imitaré lo que adoro?
Siempre estaré indiferente a vivir en cualquier lugar, y tomar cualquier alimento aunque sea el más incómodo y vil, alegrándome de sentir los efectos de la santa pobreza: con tal de estar donde Tú quieras, cualquier choza me servirá de palacio. Oh Señor, que oyes el deseo del pobre, dame el que pobre de todo, me considere rico teniéndote a Ti".
El gran secreto de la M. Concepción fue su gran enamoramiento
creciente hacia el Corazón de Jesús.
Su gran deseo fue siempre el mirar a Jesús en todo para poderle
imitar en cada momento del día, actualizaba su amor por Jesús
viviendo con intesidad el momento presente.
Ejemplo práctico:
Durante la Cuaresma la Comunidad se dedicaba a labrar palmas de diferentes tamaños para el domingo de Ramos. Se solían hacer en la recreación todas juntas y el primer día se ponían sobre la mesa las tijeras y demás materiales del común para que cada una tomase para poder labrar las palmas.
La M. Concepción siempre escogía para sí lo peor de todo y lo más inservible que había en aquella caja: el hilo que se rompía al tirar de él, las tijeras peores, las que apenas cortaban, o le faltaban una anilla, o tenían una de las dos puntas rotas... ella las arreglaba así como podía y las empleaba, como lo más natural.
Esto lo hacía con una naturalidad tan grande que nadie a no ser que se fijase de propósito nunca lo hubiese visto. Pues ella no hacía de ello ni el mínimo comentario. Era consciente de que escogiendo este material tan inservible, por amor a Jesús, podía imitar en ese momento a lo que su Amado había escogido por amor a ella: lo peor de todo, lo que nadie ha escogido para nacer... un establo...
![]() ![]() Niños Jesús del Noviciado
![]() Niño Jesús 'El Cantador de fin de año'.
Este Niño Jesús va de celda en celda cantando a cada monja una estrofa sobre el nombre de cada una.
![]() La M. Concepción se tomó tan en serio los consejos del P. Francisco Regis desde el primer momento de su vida religiosa, que las monjas de su Comunidad siempre se los vieron practicar de una manera natural, y forman ahora parte de su autobiografía. ![]() Primera carta 15-2-1929
Decía:' El que no trabaja que no coma'. 'hemos de trabajar para dar de comer a las hermanas y poder dar para las misones'.
Cuando se trataba de algún acto o de algún trabajo de comunidad, allí estaba ella sin falta, por muchas ocupaciones que tuviese urgentes. Cuanto más pesado y esforzado era, tanto más pronto llegaba. Era la primera en llegar y la última en retirarse. Tomaba para sí lo que suponía más trabajo, lo más humilde. Siempre para ella tomaba lo más pesado y costoso.
Una Priora dijo de ella: “La Madre Concepción es muy buena priora, pero es también ¡excelente súbdita!”. En ella las Hermanas de la Comunidad dicen de ella: 'tenía una intensa mirada sobrenatural no veía más en el Superior que al mismo Dios: “Quien a vosotros oye, a Mï me oye, quien a vosotros desprecia, a Mí, me desprecia”.
En las comidas nunca dejaba ni una sola cucharada del primer o segundo plato para comerse algún que otro postre que ponían de vez en cuando en el refectorio. Se acostumbró a tomar bicarbonato después de las comidas. Al ver las cocineras que se lo comía todo, le ponían más y más sopa, y siempre se la acababa toda, por lo que ya tenía que quitar algo del segundo y por supuesto quedaba descartado el poder llegar al postre. A este respecto nos hizo mucha gracia el que un día, ya al fin de su vida (a los casi 94 años) una Hna. llena de caridad le dijo: Madrecita Concepción, no coma tanta sopa, porque la sopa no alimenta; tiene que comer menos sopa y más del segundo plato. Ella se limitó a contestar con una sencillez: “pues a mí me ha alimentado 70 años”. Presencia de Dios continua
Imitación y amor a Cristo
![]() foto de Donald Murray
La 'piqueta' (el lavamanos) es es uno de los rincones más caracterísiticos del Carmelo de Palma, situado al lado de la cocina.
La Madre Concepción aprovechaba cada oportunidad, cada momento del día para amar e imitar más de cerca a Jesús, su Modelo y su Todo.
El CARMELO
Y
LA MADRE CONCEPCION
Frases suyas (en cursiva), o de otros que ella repetía, vivía intensamente y enseñaba:
Quería que se pintasen las Santas y Beatas de la Orden que iban subiendo a los altares, para ponerlas en la iglesia del monasterio.
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'CUANDO EL HOMBRE ENCUENTRA UN TESORO....
VA... VENDE CUANTO TIENE... Y LO COMPRA'. El Corazón de Jesús fue el GRAN TESORO que encontró la M. Concepción.
EL SECRETO DE TODO CUANTO AHORA ADMIRAMOS EN ELLA.
La M. Concepción con el Corazón de Jesús lo es todo y sin Él, nada.
Así como se dice que 'el corazón de Pablo es el Corazón de Cristo' bien se puede afirmar también que el corazón de la M. Concepción es el Corazón de Jesús'.
Cuando en el s. XXI alguien quiere suprimir la devoción del Corazón de Jesús, tachándola de 'anticuada', en la era del papel -en la que hay más escritores que lectores- surge de improviso una figura -no precisamente de una imprenta- sino de una clausura en la que vivió 70 años: La Madre Concepción que no 'escribió', no 'inventó'; sólo 'VIVIÓ' y, ¿qué vivió? su amor apasionado, intensísimo, por el Corazón de Jesús. Se enamoró de verdad de Él. Todo lo encontró en Él.
Larga fue su vida ¡casi 94 años! pero ¡se le hizo tan corta... ! Su amor la urgía: 'no puedo perder ni un minuto', viviendo en una ilusión constante de enamorada: 'He procurado enamorarme intensamente de Cristo'. 'Si mil veces tuviese que elegir otras tantas volvería a elegir lo mismo, pero entraría más pronto en el Carmelo'. Todo lo ofrecía al Corazón de Jesús y, queriéndole ofrecer más, todo se le hacía tan poco, menos que nada. Las llamas del Corazón de Jesús la abrasaban por momentos.
Quizás esta es la explicación de la gran expansión que tiene ahora la figura de esta Madre, que está ahora continuando lo que empezó en la tierra: seguir dilatando Su Reinado y propagar Su Devoción, según le pidió ella misma: 'no quiero tener más ideal en el cielo ni en la tierra que tus santos intereses'.
... ¡EL CORAZÓN DE JESÚS...!
Ella ahora es su apóstol. Nos enseña a ir a Él, a confiar todo a Él.
A hacerlo todo para Él.
Nos enseña 'los Nueve Oficios del Corazón de Jesús'
CUANDO EL HOMBRE ENCUENTRA UN TESORO....
VA... VENDE CUANTO TIENE... Y LO COMPRA.
La M. Concepción vendió todo lo que tenía... y no tenía poco.... lo vendió todo,. Y, todo lo que por el camino podría ir adquiriendo... todo lo iba vendiendo. Su tesoro no era otro que el Corazón de Jesús y por Él vivía: 'he de hacer locuras por Él'.
Su Gloria. Su Reinado. Su Amor. Su Corazón... se enamoró apasionadamente de Él con alma y cuerpo, con sentidos y potencias y todo se le hacía poco por Él.
Hizo un pacto eterno de amor y de entrega mutua con el Corazón de Jesús:
'Cuida de tú de mí y yo de Ti'.
Olvido total de sí y de todo interés propio.
Fiada del todo de Él.
Descansando con paz segura y tranquila en su dulce Providencia.
Todo su ideal eran, Sus intereses santos.
Todo su trabajo era, Su Reinado en todos los corazones.
Su oración de todas horas, su reinado en todas partes y en todas las ocupaciones.
El fin de su sacrificio pasivo. porque reines
Su sacrificio activo...todas sus cosas...
¿CÓMO HACER EL EXAMEN DE CONCIENCIA?
le preguntó su primera novicia. La Madre Concepción, le respondió de una manera tan sencilla como práctica, que no se basaba en lo acostumbrado, a saber: en examinar cómo desterrar el vicio dominante u otros que tengamos, ni tampoco en cómo adquirir virtudes. Sino que con una sola frase le dio la solución:
Hacerlo todo por el Corazón de Jesús.
El Examen de Conciencia se resumía en esta sola pregunta:
¿He ofrecido todas las cosas al Corazón de Jesús?
Ya se comprende que el alma que se acostumbre a ofrecer momento a momento durante todo el día y cada instante del día, todo cuanto haga, hable, escuche, piense, sufra, etc., al Corazón de Jesús, no solo evitará cualquier falta, por mínima que sea, sino que adquirirá bien pronto toda clase de virtudes, se acostumbrará a vivir habitualmente en la Presencia de Dios, crecerá en Su Amor, y se llegará a configurar completamente con los sentimientos más íntimos de Su Corazón.
SE HABÍA CONSAGRADO ELLA MISMA CON TODAS SUS COSAS COMPLETAMENTE A ÉL,
EN TIEMPO Y ETERNIDAD
Y VIVIÓ MUY A FONDO ESTA CONSAGRACIÓN.
El Corazón de Jesús era su Divino Suficiente y quien le suplía todo. Le ofrecía a Dios Padre el Sagrado Corazón de Jesús con todo Su Amor, Sus sufimientos y Sus méritos para expiar y purificar sus pecados y los de todos los hombres y suplir sus omisiones.
Cada día por la mañana se consagraba a Él, con todas sus obras, oraciones, sufrimientos y alegrías de aquel día.
Cada hora
rezaba al Corazón de Jesús: le invocaba, pedía que por Sus méritos lavase los pecados de quienes tenían que morir en aquella hora.
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![]() Fotografía: M. Concepción con la Virgen Peregrina de Fátima, vestida de Carmelita.
La M. Concepción fue devotísima de la Santísima Virgen. La tenía como a verdadera Madre. Procuraba imitar sus virtudes. Se había consagrado a Ella. Vestía con gran devoción su hábito. Contaba con ella para todo. Le ofrecía obsequios. La saludaba cada hora. La invocaba constantemente y le pedía gracias para sí y para los demás. Daba gracias a la Santísima Trinidad por las prerogativas que le había concedido. Se preparaba mucho sobre todo para la Inmaculada...
Cuatro horas antes de entregar su alma a Dios, en un día como los demás, -sin ir a pensar que sería el último- la Hermana que la cuidaba por la noche, y que como S. Juan puede decir 'que tanto quería', le preguntó: ¿a quién quiere más de entre todas las personas?, diciéndole una sílaba de su propio nombre, para que la Madre Concepción lo continuase. Pero la Madre dijo muy resuelta: 'al Corazón de Jesús'. Bueno sí, al Corazón de Jesús, pero de entre todas las personas ¿a quién quiere más? -silabeándola esta vez la Hermana dos sílabas de su propio nombre, para que lo completase diciendo la tercera- la M. Concepción no titubeó un instante y no dijo la última sílaba como esperaba y quería la Hermana, sino que respondió: 'y a la Santísima Virgen'.
No tuvo que pensarlo ni un solo instante. Jesús y María eran ciertamente de entre todas las personas, las que más quería y esos dos Grandes Amores cerraron sus labios.
Jesús y María son su último acto de amor y la herencia que nos da a todos.
La tarde de la noche que murió -acabados los Santos Ejercicios Espirituales- renovó su consagración a Ella según S. María Grignion de Montfort.
¡Qué misteriosa fue su sonrisa póstuma, que tanto recuerda la de la Virgen Asunta! Aquel cambio de expresión tan inesperado ¿no será una imagen de su plena identificación con Ella?
Para más información sobre la última sonrisa pueden visitar el menú Carta de edificación al final de todo y Primeros pasos de la Causa
Asunción que regaló su familia estando ya en el Carmelo
![]() La Virgen en la Misión antes de entrar en el Carmelo. La Misión empieza con el Rosario de la Aurora y para él la gracia que le concedió la Santísima Virgen: la de levantarse como un resorte con grandísima puntualidad a golpe de tablillas.
La Virgen en Su Consagración al Corazón de Jesús. La Consagración que renovó varias veces, la pone enteramente en manos de su Madre Inmaculada; a Ella se confía enteramente: 'no quiero dar un sólo paso sin ti'. A Ella le encarga 'el hacérsela cumplir' y quiere que conste que -después del Corazón de Jesús- a Ella se deberá toda la gloria. Aquí sus palabras:
'Madre mía Inmaculada, aunque indigna hija tuya, vengo a ti pues sé que en esta ocasión te agradará mi deseo.
Quiero ser toda del Corazón de Jesús, pero
siendo tú mi Madre, no quiero dar un solo paso sin ti.
Aquí tienes mi pobre consagración,
arréglala como mejor te agradare y después
en tus purísimas manos, o mejor si te parece
guardada dentro de tu Purísimo Corazón,
preséntala al Corazón de tu Hijo,
y luego, Madre querida,
toma a tu cargo el hacérmela cumplir
a fin de que eternamente conste que todo lo que por esta vía alcanzare,
la gloria, después del Corazón de Jesús
se deberá a ti'.
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OBSEQUIOS:
Santo Rosario: lo rezaba -de rodillas- todos los días del año, sin pasar ni uno solo.
Por la mañana, por la noche: Las Tres Ave Marías... que rezaba para sí misma y luego otras tantas, -según dijo la noche que murió- 'estas son para los que no rezan'.
Los sábados del año: Una vez dijo a una monja: ‘tendrían que hacer video del canto de la Salve solemne del sábado. ¡Es tan hermoso!’ . Todos los sábados del año y vigilias de las Fiestas de la Santísima Virgen la comunidad canta -con luces y capas puestas, entrando al coro procesionalmente, la Salve solemne a la Virgen.
Inmaculada:
Todos los años, para honrarla en su prerrogativa de la Inmaculada rezaba durante 25 días consecutivos 40 Ave Marías cada día. Es decir rezaba en total 1.000 Ave Marías.
Navidad:
Todos los años, la honraba rezando una novena de sábados antes de Navidad, repitiendo unas preciosas jaculatorias, con una intención y propósito.
Virgen del Pilar - Virgen del Carmen:
Al dar las horas el reloj rezaba: 'bendita sea la hora en que la Virgen María vino en carme mortal a Zaragoza y la hora en que dio el Escapulario a San Simón Stock: Dios te salve María, Hija de Dios Padre....
-Cuando se le preguntó qué día fue que había perdido el ojo, lo sabía muy bien:
'El día de la Virgen del Carmen' de 1990 fue cuando perdió repentinamente la visión de su ojo derecho, pero no dijo nada a nadie. Todo estaba ofrecido.
Año Mariano 1954: Se pidieron obsequios para el fruto de ese Año dedicado a María. Su dedicación y esfuerzo en honrarla fue muy grande:
Misas, Comuniones, Rosarios, ayunos... penitencias extraordinarias....
![]() Sacado de sus notas de conciencia:
- Asistir a la Santa Misa, como el acto más grande del día, como si estuviese en el calvario en compañía de María. - Madre mía, enséñame los misterios de Nazaret. - María, Madre mía, copia en mí a tu Jesús. - Madre mía, quiero entregarme de veras a Jesús y para siempre, alcanzadme la gracia de corresponder con generosidad a todo lo que Jesús quiere de mi. - María, Virgen purísima, cultiva tú el lirio de mi pureza virginal. - Madre mía, Refugio de pecadores, ruega por mí. -María Madre mía, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
-María, Madre mía, líbrame del pecado mortal.
-Madre mía, refugio de pecadores ruega por nosotros y líbranos del pecado.
-La Virgen, una jovencita sencilla, sin ninguna representación humana…
-La Virgen cuando acepta el ser Madre de Dios, se declara su esclava en toda la extensión de la palabra
-La vida oculta en Nazaret, vida de trabajo, vida de silencio, vida de oración.
-S. José y la Virgen no se quejan... no quejarse de nada ni de nadie... El Nacimiento... no hay posada... sólo un pobre establo..
-Una de las razones porque tan pocas almas llegan a la plenitud de Jesucristo es porque María, que ahora como siempre es la Madre de Jesucristo, no está bastante formada en sus corazones. (S. Grignion).
-Jardineras de la Virgen: Debo presentarle todos los días una canastilla de flores de buenos deseos y frutos de buenas obras (1958).
-Propongo, confiando en mi Madre Santísima, hacerlo todo sólo para agradar a Dios, pensando en Dios, amando a Dios y hacerlo porque es la Voluntad de Dios (1983).
-Madre mía, en tus manos pongo los propósitos de los Santos Ejercicios para que me los hagas cumplir. Todo por amor (1986).
-Pedir a la Sma. Virgen que alcance de su Hijo que me admita bajo su bandera y le siga en suma pobreza espiritual y material y en pasar oprobios y vituperios sin que haya ofensa de Dios.
-Al ir a dormir pediré a la Santísima Virgen me alcance el don de piedad, para que pueda imitar a Jesús en todos los actos de piedad.
-A Jesús, por María.
-Debemos copiar la voluntad inmaculada de Ntra. Santísima Madre: Ecce ancilla Domini, fiat voluntas tua.
-Confiada en Vuestro Corazón Dulcísimo y en la poderosa intercesión de nuestra Madre la Virgen Inmaculada cuyo hábito, aunque indigna traigo me concederás la gracia de tener bien preparada mi lámpara cuando vengas a buscarme, amén.
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vivida con la M. Concepción
![]() Cuadrito que tenía la M. Concepción en su celda
La M. Concepción aseguraba a sus monjas que, la felicidad no la da la ausencia de sufrimientos, ni el que busca 'alivios' en el dolor es feliz, sino más bien el que sabe ensanchar su capacidad para ofrecer los sufrimientos por amor a Cristo y los une a los que Él quiso voluntariamente padecer por nosotros, éste es plenamente feliz.
Al estilo de San Felipe Neri, que decía que para ser santo se necesita solamente tener dos dedos de frente, las 'recetas' que la M. Concepción nos da para el sufrimiento son en principio de sentido común y sirve para cualquier persona y en cualquier circunstancia. Cuando a ella le ocurría algún sufrimiento -del tipo que fuese, no procuraba sacudírselo de encima -como todos hacemos y no lo logramos- sino antes todo lo contrario: movía su voluntad para querer más de aquel sufrimiento y aseguraba a sus monjas: 'no sé cómo es, pero enseguida el sufrimiento desaparece. Cuando quiero más es que ya no lo tengo'. Pongamos un ejemplo: a una persona le pide un amigo el favor de llevar una bolsita de azúcar de medio kilo a otro amigo. ¡Qué ocurrencia! Vaya con el amigo. He de de cargar ahora con este estorbo, pero al no poder decir que no, va todo el camino quejándose de aquel abuso de confianza. Otra persona en el mismo caso y sintiendo la misma contrariedad, enseguida procura imaginarse que tiene que cargar una gran carga de 25 kilos, y al constatar que solo lleva un triste medio kilo va caminando feliz con aquella carga tan ligera, que no le está suponiendo el menor esfuerzo.
También le aliviaba, en cualquier lance que se pudiese encontrar en su vida, el pensar que otros sufren más. Comparado su dolor al del prójimo, el suyo siempre se le hacía ligero.
Todo esto pasado por puro amor a Cristo, unida a Sus méritos y sufrimientos, era para ella el colmo de la vida feliz.
"La samaritana. Jesús cansado llega al pozo de Jacob, y sentado espera a un alma, a una mujer; me espera a mí en aquella. Dame de beber le dice y me dice, tiene sed de mi entrega total, completa, sin reservar nada, nada debe quedar, que no se lo dé.
Dame Señor de esta agua para que nunca más tenga sed de las cosas materiales. Quiero adorarle en espíritu y en verdad en todas partes y siempre, la carmelita debe vivir siempre con Jesús contemplándole, amándole, e imitándolo.
"¡Qué maravillas de amor no hará Jesús en un alma que se le entrega totalmente. A mi me ha perdonado más que a la Magdalena porque me lo ha perdonado todo. No hay pecado que haya cometido una mujer en el mundo que no lo hubiera cometido yo si Jesús no lo hubiera apartado de mi camino; por tanto debo amarle más hasta la locura, hasta no poder más y, como amar es darse, entregarse, sacrificarse, olvidarse por complacer a aquel a quién se ama, procuraré hacerlo siempre, contando con tu gracia".
21 - V - 1969 Ejercicios Espirituales
"Cristo fue azotado por mis pecados, deshecho por mis crímenes ¿qué debo hacer ante Jesús deshecho por mis crímenes? Debo entregarme del todo y en todo, para siempre.
Mirar el crucifijo de mi profesión y ver lo que me dice; ¿qué veo en él? ¿qué me pide? suma pobreza, no tiene nada; dolores, no tiene parte sana desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza; humillaciones, es burlado, escarnecido, despreciado ¿cómo debo portarme, ante un esposo pobre?, ¿podré apegarme a nada? Ante un esposo, varón de dolores, ¿buscaré el regalo?, y ante un esposo tan humillado, ¿podré buscar el honor? Jesús mío me entrego a Vos, quiero seguiros en suma pobreza espiritual y material, en oprobios y vituperios, quiero parecerme a Vos"
22 - V- 1969 Ejercicios Espirituales
"El padre ha leído de los santos Evangelios lo que trata de la crucifixión, luego nos ha dicho fuéramos a la celda y ante el crucifijo termináramos la meditación, yo he leído el evangelio de S. Juan y me ha emocionado mucho, cuando dice 'tengo sed', me he imaginado que Jesús me miraba y me decía: tengo sed de amor y de almas y le he prometido hacer lo posible para apagar su sed, pero que tiene que ser El que me lo haga cumplir".
15- XII - 1971
"La pasión hasta la muerte... Tengo sed... sed de tu amor... sed de que seas santa... sed de que me salves muchas almas..."
(23 - X - 1979)
"El beso de Judas... Qué asco debió causar a Jesús aquella boca... pero la recibió sin retirar el rostro... y lo hizo por mi amor, para enseñarme... ¿por amor a El no sufriré a mis hermanos?"
"Jesús ante los tribunales cuántas injurias... la bofetada en casa de Anás... los ultrajes de aquella noche terrible... y sobre todo el ser pospuesto a Barrabás... si Jesús sufre todo esto por mi amor, ¿no me entregaré yo por completo a su Voluntad?"
(Ejercicios Espirituales 1956)
(Ejercicios espirituales de 1960)
"Cristo todo lo perdió por la pasión, pero todo lo recuperó en la resurrección. Así también nosotros parece que todo lo perdemos al elevarnos al 3º grado de humildad, pero todo centuplicado lo encontraremos con Cristo en el Cielo".
(Ejercicios espirituales de 1960)
" Si morimos con Jesucristo, si sufrimos con El, si padecemos con El, ciertamente sermos coronados con El, y reinaremos con El'.
La medida de nuestra felicidad será proporcionada a la perfección con que hubiéramos imitado este modelo"
(16 -XII- 1971)
¿Qué es lo que leía la M. Concepción? estos párrafos los tenía en sus cuadernos
de conciencia, los meditaba y los hacía vida. Veámoslo...:
"Qué misión tan extensa se me presenta, es universal. ¡Y yo tan incapaz para llenarla! Pero El, mi Esposo adorado, está conmigo. El me infundirá valor para inmolarme; para derramar místicamente toda la sangre de mi corazón cada día, pues la Carmelita debe morir a cada momento por los suyos y por las almas todas. ¡Qué pureza me exige mi vocación! ¡Siempre junto a Dios! Vivir la vida entera en la atmósfera divina...! ¡Esposa del Crucificado! ¡Qué pobreza y desprendimiento del corazón y del espíritu! ¡Qué obediencia y sumisión de nuestro ser!... La Carmelita busca siempre a Dios. Y ¿dónde mejor puede encontrarlo que en la cruz donde el amor le enclavó?...
(Sta. Teresa de los Andes)
"Oh Benigna mía, quiero explicarte esta palabra: aniquilamiento. Aniquilamiento es la muerte, Cuando se tiene un pensamiento que agrada, y se olvida o se corta, es la muerte de aquel pensamiento: cuando se tiene un deseo, y se reprime, es la muerte de aquel deseo; cuando se tiene una voluntad y se renuncia es la muerte de aquella voluntad. El acto de la muerte es el acto de la vida, porque en el acto que mueres a la naturaleza, vives para Dios. Hoy me dijo Jesús: Ten los ojos fijos en Dios. Cuanto más de cerca está llamada una alma a seguirme más se debe mortificar. El perfecto despojo es la condición más necesaria para adherirse a Dios".
(Jesús a Sor Benigna Consolata)
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![]() familia Gual de Torrella que
asistía a todos los partos.
Esta imagen la vio nacer
también a ella.
La devoción que la M. Concepción tuvo al gran Patriarca San José fue muy grande. Señalaremos algunos aspectos:
Todos los días: al dar el reloj rezaba varias oraciones. Después concluía con una oración por los moribundos, de quien es Patrono San José:
Misericordiosísimo Jesús, abrasado en ardiente amor por las almas, te suplico por las agonías de tu Corazón y los dolores de tu Santísima Madre, que laves en tu Sangre Preciosa a todos los pecadores de la tierra que están en agonía y tienen que morir hoy. Amén
Corazón agonizante de Jesús, ten misericordia de los moribundos. Corazón compasivo de María, ruega por nosotros, por los que están en pecado mortal y por las almas del Purgatorio.
San José, Padre adoptivo de Jesucristo y verdadero Esposo de la Virgen María ruega por nosotros y por los agonizantes de este día (de esta noche).
-El 9 de Febrero de 1977 se inscribió en la 'Pía Unión del Tránsito de San José', particularmente comprometida para rezar por los moribundos.
Todos los días, rezaba en honor a San José los
siete padrenuestros -conocidos por los 'dolores y gozos'.
Cuando alguna persona joven quería conocer el estado que tenía que tomar en su vida, o encontrar la persona con quien unirse en matrimonio y pedía oraciones, ella solía recomendar que se lo pidiesen a San José, que le rezase los 'siete domingos, los dolores y gozos'.
Los anotamos a continuación: (entre estrofa y estrofa decía padrenuestro, Ave María y Gloria).
Ejemplo práctico y eficacia de su devoción a San José en vida de la Madre: En el año 1955, murió una persona que llevaba una vida no muy 'arreglada', murió después de recibidos los Santos Sacramentos. La Madre Concepción, que en aquel momento era maestra de novicias, cuando supo la noticia de que había muerto cristianamente, se alegró mucho en su interior y le dijo a una novicia: 'todos los días le rezo a San José los siete padrenuestros (pidiéndole por los moribundos -para que mueran en gracia de Dios-) y hasta ahora, no me ha fallado ninguno'.
Después de su muerte: sigue ayudando a los moribundos. Contaremos dos casos muy recientes, que han sucedido este año 2009:
-Un joven que llevaba una vida no muy cristiana, falleció subítamente en accidente. Su familia muy piadosa, pensando en el estado de su alma, de ninguna manera podía consolarse ante esta muerte. Contaron a la comunidad que el policía les había devuelto su cartera y, con gran sorpresa, vieron que en ella llevaba una estampa de la M. Concepción. La comunidad entonces les dijo: pues estén bien tranquilas, que si llevaba una estampa de la Madre Concepción, es que ella se ha encargado de que muriese en gracia de Dios. Y les contaron lo que arriba hemos señalado y las palabras que había dicho ella: 'hasta ahora no me ha fallado ninguno'. Decir esto y quedar completamente consoladas su abuela y su madre -que llevaban dos meses de una tristeza insuperable- y quedar sus rostros radiantes de alegría fue todo uno. De hecho parece ser que el dicho policía llamó a un sacerdote y él no murió inmediatamente sino una media hora después del accidente.
- Un chico de 17 años con un tumor cerebral. Desde el primer instante se le encomendó mucho a la M. Concepción; llevó su enfermedad con gran paz y alegría; un modelo y descanso para todos los que le rodearon. Era un ángel. Instantes antes de su muerte con la mano hacía ademán de que estaba acariciando la cabeza de alguien, a quien los que le rodeaban no veían. A continuación se llevaba la mano a su propia mejilla. Al no saber qué hacía, su madre le preguntó -refiriéndose a su cara- ¿te pica?. -No. Y volvía a hacer lo mismo. Su madre le preguntó quién era. Le costaba hablar, por lo que le acercaron un teclado de letras. Fue anotando letra por letra hasta ir formando dos palabras:
C I E L O A M O R y preguntaba también deletreando: ¿Q U I É N E S?
y otra vez lo mismo
C I E L O A M O R y preguntaba también deletreando: ¿Q U I É N E S?
y así todo el tiempo. Hasta que entró en coma y murió.
Su tío-padrino pensó que aquella misteriosa persona que estaba allí debía ser no otra que la M. Concepción que le enseñaba que 'el Cielo es Amor' a quien tanto se le había encomendado el enfermo.
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1952
"Mi fin como carmelita es rogar por los sacerdotes"
"Propongo, cada hora pedir el reinado del S Corazón de Jesús,y por los sacerdotes".
"He recordado mi vocación también me llamaste a la vida contemplativa y apostólica en el sentido de rogar por los sacerdotes, como Sta. Teresita"
La M. Concepción nunca se la vio coger apuntes en las pláticas de los Ejercicios Espirituales. Los escritos que se conservan de ella, son lo que después de la plática reflexionaba en la soledad de su celda sobre lo que más le había impresionado, y lo escribía para hacerlo vida.
"Es para nosotros un gran pecado por negligencia no llegar a la perfección pues tal vez por esta causa muchas almas no se salvarán. Debemos aspirar a una gran perfección".
Ejercicios espirituales por el P. Morán, redentorista
¿Qué es lo que leía la M. Concepción? estos párrafos los tenía en sus cuadernos
de conciencia, los meditaba y los hacía vida. Veámoslo...:
"Si mi Corazón en la agonía vertió sobre los sacerdotes lágrimas de sangre, no fue tan solo porque los veía separarse de mi por la pérdida de la gracia santificante, sino porque muchos no viven vida de unión íntima conmigo. Yo los llamé a ser otros Cristos. Ser otros Yo: Tal es su vocación. Un gran número son mi consuelo, mi gloria, y mi alegría; pero otros me entristecen... ¿Quieres tú, esposa mía, ofrecerme el día de hoy, por medio de mi Santa Madre, en favor de mis sacerdotes...?
(el Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez)
"Me siento atraída al Carmelo para vivir completamente una vida de oración y de unión con Dios, separada por completo del mundo. También me atrae por su austeridad y por su fin de rogar por los sacerdotes y por los pecadores; y lo que me encanta es que la Carmelita se sacrifica en silencio, sin que vea el fruto de su oración y sacrificio"
(Sta. Teresa de Jesús de los Andes)
Ejemplos prácticos:
Le preocupaba la salvación de todos, y también el bienestar material de todas las personas cercanas y de los que están en tierras de Misión. Por eso procuraba mucho, incluso cuando no era Priora -hasta su muerte estuvo en el consejo- procuraba con grandísimo interés, que se mandaran limosnas para remediar las necesidades espirituales y materiales de todo el mundo. Nos lo había enseñado: -“Cada una procure trabajar para que coman las demás”. Estas palabras de Sta. Teresa que se refieren a la comunidad, ella las extendía también a todo el mundo; por esto le gustaba trabajar para este fin, para que la Comunidad pudiese socorrer las necesidades de todos los hombres. Cuando querían aplicar por ella la Misa, o cuando tenía oportunidad de hacerlo, suplicaba fuese a través de la Iglesia Necesitada para así ayudar a aquellos sacerdotes. Dios le concedio gran memoria para acordarse de encomendar particularmente a muchas personas, nombrándolas. A veces ocurría que llegaba algún sacerdote al que no veían desde hacía años. Al preguntar a la Comunidad el sacerdote si le recordaban, ella con toda sencillez decía: -“Todos los días le encomiendo a Dios”. Las otras hermanas de su Comunidad y el sacerdote se quedaban admiradas de este celo y gran caridad. Se la veía completamente dominada por el Espíritu Santo y vivir inmersa en la Trinidad, aunque siempre natural y sumamente afable con todos. Un sacerdote rogó que pidiesen por una intención en el locutorio . la M. Concepicón que en aquel momento era su primer año de Priora, con su gran celo de ayudar a los sacerdotes, ofreció el sacrificio de no desayunar por este sacerdote; al pasar el tiempo pedido por el sacerdote para encomendar aquella intención, la M. Concepción se dio cuenta de que podía pasar sin desayunar, así que decidió seguir este sacrificio y lo hizo unos 40 años. Cuando sus hermanas de Comunidad le pedian que desayunase, ella graciosamente decía que el desayunar hacía perder el tiempo, y no había manera de hacerle tomar algo para aguantar toda la mañana. Mientras las monjitas iban a desayunar, ella se pasaba el tiempo en el coro rezando al Corazón de Jesús sus oraciones del oficio que le tocaba de mes. Solo en los úlitmos años de su vida, se logró que tomara algo caliente para tomar algunas medicinas que le recetó el oculista.
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La M. Concepción nos enseña este mes a hacerlo todo por amor a Dios y
hacerlo porque es su Voluntad; nos enseña a tener esa presencia de Dios continua que te hace vivir con una infinita paz, alegría y felicidad. Entremos en su interior...
1956
"Propongo aprovechar todos los momentos... Tomarlo todo como me lo deis... vivir el momento presente y santificarlo".
1957
"Propongo hacer todas las cosas como las haría Jesús:
-1º pensando en Dios
-2º amando a Dios
-3º hacerlo todo por ser la voluntad de Dios
1959
"no mirar nunca las causas segundas en todos los acontecimientos, sino sólo al Padre que nos ama. Padre no se haga mi voluntad sino la tuya".
1963
"Trabajemos como Jesús: estaba su trabajo en Nazaret, penetrado de vida interior, las manos se movían, sudaba el rostro, se agitaban los músculos; pero el corazón seguía recogido en Dios, unido a El por continua oración: Regulado por la obediencia; no hacía sino lo que le mandaban, porque se lo mandaban, y como se lo mandaban. Inspirado en el celo de la gloria de Dios y la salvación de las almas".
¿Qué es lo que leía la M. Concepción? estos párrafos los tenía en sus cuadernos
de conciencia, los meditaba y los hacía vida. Veámoslo...:
"Cuando realizas tus acciones no con mezquindad o negligencia, sino con ardor, es decir, con toda la buena voluntad de que eres capaz, tu amor entonces crece inmediatamente y a cada acto un nuevo aumento de caridad. De este modo crecerá progresivamente, se hará más robusto, maduro y capaz de arrastrarle todo entero a Dios. Procura, pues, durante el día estos actos de amor sean los más frecuentes posibles, para poder vivir, en cuanto te sea dado, en continua actualidad de amor".
(P. Gabriel de Sta. M. Magdalena, o.c.d.)
"El alma que sabe hacer de su vida una continua unión con la mía, me glorifica mucho y trabaja últimamente para el bien de las almas. Está por ejemplo, ejecutando una acción que en sí misma no vale mucho, pero la empapa en mi Sangre o la une a la acción aquella hecha por Mi durante mi vida morta; el fruto que logra para las almas es tan grande o mayor quizás que si hubiera predicado al universo entero. Y esto sea que estudie o que hable, que escriba, ore, barra o descanse; Con tal que la acción reuna dos condiciones: primera que esté ordenada por la obediencia o el deber, no por el capricho; segunda, que se haga en íntima unión conmigo, cubriéndola con mi Sangre y con pureza de intención".
(El Corazón de Jesús a Sor Josefa Menéndez)
"Para dque una acción sea viva conviene que tenga el espíritu interior. Cuenta las acciones que haces en un día; si las vivificas todas, cuántos méritos antes de la noche..." (Jesús a la Sierva de Dios Benigna Consolata)
"Todas las cosas que Dios dispone son otros tantos peldaños de la misteriosa escala que nos conduce a tan deseado fin. Aceptémoslo, pues, todo voluntariamente de la mano de Dios y seremos felices".
(Sta. Teresa Margarita, C.D)
Ejemplo práctico:
En 1931 se da a la M. Concepción el oficio de ayudante de la ropería. Es el primer oficio que recibe cuando salió del noviciado.
Uno de los trabajos que tenía que hacer era barrer el último piso de la escalera del torno que da a los porches, donde está la ropería.
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Fue barriendo lo mejor que sabía, pues había leído lo de aquel novicio que barría muy mal y su P. Maestro le preguntó: -Hermano, ¿por quién barre? -Por Jesús. -¡Por Jesús! ¿y lo hace tan mal? Si me dijese por alguna criatura, todavía pasaría, pero por Jesús.. Y le mandó volver a barrer. La Hna. Concepción procuró barrer solamente por amor a Dios y porque la voluntad de Dios en aquel momento era que ella barríera aquella escalera. Inmediatamente cuando acabó de barrer vio cómo subían haces de paja para hacer un jergón. La paja fue dejando en cada peldaño sus pertinentes secuelas.
![]() Lo vio. Pero no se inmutó. Ella había barrido solamente por amor a Dios y no perdió la paz.
La M. Concepción y Sta. Teresa de Jesús Durante los Ejercicios espirituales de 1956 y 1957, la M. Concepción escribrió en su libreta de conciencia estos textos referentes a Sta. Teresa de Jesús que le llamaron profundamente la atención y que después intentó imitarlo: ________________
La M. Concepción hará por esos años estos própositos intentando imitar a Sta. Teresa: Sea varón y no de los que se echaban a beber de bruces, cuando iban a la batalla, no me acuerdo con quien, sino que se determine que va a pelear con todos los demonios, y que no hay mejores armas que las de la cruz: aunque otras veces he dicho esto, importa tanto, que lo torno a decir aquí. Es que no se acuerde que hay regalos en esto que comienza porque es muy baja manera de comenzar a labrar un tan precioso, y grande edificio; y si comienza sobre arena, darán con todo en el suelo: nunca acabarán de andar de andar disgustados y tentados; porque no son estas las moradas adonde llueve el maná, están más adelante adonde todo sabe a lo que quiere el alma, porque no quiere sino lo que quiere Dios. Cuadro al óleo de Sta. Teresa pintado por la Sierva de Dios M. Concepción Estatua de Sta. Mónica que la M. Concepción transformó en una estatua de Sta. Teresa para la nueva fundación del Carmelo de Binisalem.
El letradillo: Cuadro al óleo de Sta. Teresa y la Beata María de Jesús 'el letradillo' pintado por la Sierva de Dios M. Concepción. |