La hora de María.
'Propongo confiando en mi Madre Santísima. Hacerlo todo, solo para agradar a Dios, pensando en Dios, amando a Dios y hacerlo porque es la voluntad de Dios'
Madre Concepción (1983)
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Explicación sobre la Hora de María, que tenía escrita la M. Concepción entre sus papeles personales:
"A fin de acostumbrarme a vivir siempre dentro de este paraíso terrestre de la Santísima Virgen, procure pasar una hora cada día especialmente unida a Ella.
Durante esta hora serán muy frecuentes las jaculatorias a María, más constante su presencia (si es posible, no perderla un momento) más dulce y afable con las demás, más puntual en la observancia... más apóstol de María, más esclava, en una palabra de María; perdida en el interior de María, de modo que pueda decir lo que de Jesucristo decía S. Pablo: “Vivo, pero no soy yo que vivo, sino Cristo quién vive en mí”.
Así debe decir Ud: “Vivo; más no yo sino María quién vive en mí, habla en mí, trabaja en mí; reza en mí, sufre en mí”. Esta hora cada día debe desaparecer del Convento para no encontrarse mas que María en lugar de Ud.
Esta será la Hora de María. La llamará la Hora de María. Encerrándola dentro de dos Avemarías = una al principio y otra al fin".
Mª Concepción de S. Jaime y S. Teresa. |
La Hora de María de la Madre Concepción fue de 8 a 9 mañana.
A esta hora (de 8 a 9 de la mañana). la Madra Concepción asístía a la Santa Misa, y uno de sus propósitos que vivió con intensidad fue el de "asistir a la Santa Misa como el acto más grande del día, como si estuviera en el Calvario en compañía de María".
La Madre Concepción confíaba totalmente su progreso espiritual a la Virgen, en muchos de sus propósitos le pide ayuda, pues sabe que ella por sí sola no puede hacer nada bueno. Amaba tiernamente a la Virgen, nuestra Madre Santísima, y a ella acudía para todo.
En 1983, por ejemplo, escribia:
'Propongo confiando en mi Madre Santísima. Hacerlo todo, solo para agradar a Dios, pensando en Dios, amando a Dios y hacerlo porque es la voluntad de Dios'
Cada noche rezaba las tres Ave Marías para que le concediera el don de la perseverancia final, que la conservara siempre en gracia de Dios.
Después de rezar las 3 Ave Marías para ella, volvía luego a rezarlas por las personas que no rezan, esto incluso hasta la misma noche de su muerte a los 93 años:
"Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por el poder que te concedió Dios Padre.
Dios te Salve María...
"Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por la sabiduría que te concedió Dios Hijo.
Dios te Salve María...
"Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por el amor que te concedió Dios Espíritu Santo.
Dios te Salve María...