Mayo, mes consagrado a la Virgen.
"¡Cómo se prepararía para comulgar María...!"
Madre Concepción.
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MAYO, MES PARA CONTEMPLAR A MARIA.
El mes de mayo del Año Sacerdotal, el Mes de la Virgen María, era continuo objeto de la contemplación de la Madre Concepción.
La semana que le tocaba cantar la última saeta de la noche -que cada monja oye de rodillas, desde su celda- ella solía repetir, invariablemente, un último pensamiento del día, y con él se acostaba. La frase lacónica que la Madre Concepción siempre quería recordar era ésta:
"¡Cómo se prepararía para comulgar María…!"
Ya no decía más.
Dejaba que cada cual la pensase, la contemplase y la rumiase en su alma para tratarla de vivir e imitar en sí misma.
Esta estampa nos recuerda esta saeta:
¡Qué unión tan indescriptible entre Madre e Hijo…!
¡Qué preparación... qué amor...!
¡Si lo pensásemos bien... cuánto nos podría ayudar para prepararnos nosotros y pensar después en la comunión...!
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Después del Corazón de Jesús y vinculada plenamente a Él, la Madre Concepción, como ya sabemos, a quien más quería era a su Madre Santísima, la Virgen María. Así lo manifestó momentos antes de su muerte.
Por eso, para quien le interese conocer el Mes de Mayo que desde hace muchos años hace la comunidad, y que la Madre Concepción dirigía cuando era Priora, a continuación se escribe aquí.
Este Mes de Mayo es muy conocido en Mallorca. Ha sido escrito por el célebre menorquín José María Cuadrado (1819-1896). Entre sus numerosas obras destaca "El Mes de Mayo, consagrado a María", editado en Palma de Mallorca en 1948 de la que se hicieron múltiples ediciones. El P. Gaspar Munar, M.SS.CC., tan célebre por su santidad como por su erudición, todos los días del año recitaba la ‘coronita de las doce estrellas’.
MES DE MARIA, que la comunidad viene haciendo desde hace mucho años.
Oración preparatoria.
Jesús, Hijo de Dios vivo, que por salvar al hombre quisiste ser también hijo de María, a tus plantas acuden tus redimidos para estudiar las virtudes de la Madre a cuyo amor les encomendaste desde el árbol de la cruz. Nuestro deseo es corresponder como buenos hijos, y hacernos dignos de tal modeloy protectora; gracia, de nosotros tan desmerecida, de tu corazón la esperamos, oh buen Jesús, que sólo en tu Madre se complace dignamente. Por su limpieza inmaculada te lo pedimos, limpia nuestra alma de toda culpa y vístela de virtud y de vida, como vistes en este mes la naturaleza de flores y de hermosura. ¡Oh María, amor dulce de los corazones! tus altares cubiertos a porfía de luces y de flores y rodeados perennemente de hijos tuyos, expresarán nuestro anhelo de honrarte y de servirte. Frutos de verdadera virtud te serían muy más gratos; pero ah, no los tenemos, y envueltos están en espinas los pocos que brotaron del riego de tus gracias. No te retraigan, oh Señora, estas espinas que tu Hijo ciñó en el día de su sacrificio tiñiéndolas con su sangre: condúcenos a Jesús por la imitación práctica de sus virtudes, para que, viviendo en Él y por Él como tu viviste, gocemos contigo de su amor eternamente.
Coronita de las doce estrellas.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
V/ Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Alabémosle y ensalcémosle por todos los siglos.
V/ Porque puso los ojos en la humildad de la Virgen María.
R/ Y, cual omnipotente, obró en ella grandes maravillas.
V/ Bendíganla por eso todas las naciones.
R/ Y a Dios su salvador entonemos canciones.
Os bendecimos, alabamos y damos gracias ¡oh Señor Dios Padre! porque haciendo uso de vuestro infinito poder, tanto ensalzasteis a vuestra amable hija, la humildísima Virgen María.
Padre nuestro....
Dios te salve, María Primogénita de Dios, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, gloria de la tierra, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, señora del mundo, llena eres...
Dios te salve, María, reina de los cielos, llena eres...
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...
Os bendecimos, alabamos y damos gracias ¡oh Señor Dios Hijo! porque haciendo uso de vuestro infinito saber, tanto adornaisteis a vuestra amada madre, la Purísima Virgen María.
Padre nuestro...
Dios te salve, María, bella como la aurora, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, clara como el lucero, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, hermosa comola luna, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, escogida colmo el Sol, llena eres de gracia...
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...
Os bendecimos, alabamos y damos gracias ¡oh Señor Dios Espíritu Santo! porque haciendo uso de vuestro infinito amor, tanto agraciasteis a vuestra amante esposa la Santísima Virgen María.
Padre nuestro...
Dios te salve, María, sola inmaculada, llena eres de gracia...
Dios te salve, María, sola predilecta, llena eres...
Dios te salve, María, sola virgen madre, llena eres...
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...
V/Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R/Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oración.
Omnipotente y sempiterno Dios, que por obra del Espíritu Santo, preparasteis el cuerpo y el alma de la gloriosa y siempre Virgen María, para que llegase a ser Madre y digna habitación de vuestro Hijo, concedednos que por intercesión de la misma con cuya memoria nos gozamos, seamos libres de los inminentes males, y no caigamos en la muerte eterna. Por el mismo Jesucristo, Señor Nuestro. Amén.
Oración final.
¡Oh la más bella de las criaturas y Madre del Creador! a ti volamos atraídos por el olor de tus virtudes. Mediadoroa en la salvación del universo, gloria de la humanidad, esperanza de los abatidos, modelo de los perfectos, intercesora en el empíreo, todo en ti lo hallamos, oh María, y en ti quiso el Eterno dar socorro a toda necesidad y consuelo a toda miseria. No podemos buscar una virtud que en ti no resplandezca, ni un documento que tu vida no enseñe, ni una gracia que no hayas alcanzado; ni aún volver los ojos al mismo Dios, sin verte a Él unida y sin recordar la gloria de tu dignidad y el valimiento de tu protección. ¿Cómo no amarte sin cesar? ¿Cómo no invocarte a menudo?
¡Ah! si entre las espinas que crecen en nuestro árido corazón, ha brotado alguna rosa, a ti la consagramos que sembraste en él su semilla. Bendice, oh Señora, estos obsequios; y multipliquen y den frutos de vida eterna estas flores con que se forma la corona inmarcesible de la gloria. Alienta y conserva los buenos deseos que hemos formado; planta en nosotros y fecundiza las virtudes que nos faltan; y haz que renaciendo a la verdadera vida, como la naturaleza en la primavera, cada día de este sagrado mes vea arrancada una espina de nuestro corazón, y nacida una de las flores que encerradas en ti formaron las delicias del Eterno. Amén
(Con licencia eclesiástica).
Flores para la Virgen (ofrecer una flor cada dia del mes).
- La Madre Concepción sacaba todos los días para ofrecer a la Virgen un obsequio que al azar tomaba de la cajita que se acostumbra a colocar en el coro durante el Mes de Mayo.
- Decir tres veces una oración por el alma del purgatorio más devota de la Santísima Virgen.
- Al despertar y acostarse volviéndose hacia una imagen de la Virgen de particular devoción, pedirle su bendición.
- Reservar para un pobre parte de la comida.
- Oír la Misa con gran recogimiento, sin distracciones.
- Decir el Ave María cuando da la hora el reloj.
- Ofrecer una Misa por el alma del purgatorio que fue en vida más devota de la Virgen.
- Rezar siete Gloria Patris con los brazos en cruz en honor de los dolores de María
- Hacer algún sacrificio en su honor (privarse de algo lícito).
- Pedir perdón a la Virgen de la negligencia en obsequiarla.
- Hacer un cuarto de hora de oración mental.
- Inclinar la cabeza cuando se pronuncia o se encuentra escrito el nombre de María.
- Hacer entre día actos de contricción y besar el Crucifijo.
- No comer ni beber fuera de hora sin necesidad.
- Levantarse pronto por la mañana, y no empezar el día con un acto de pereza.
- Hacer alguna penitencia corporal según el consejo del confesor.
- Abstenerse de dar la más pequeña molestia a los demás, sufriéndola si nos la dan a nosotros.
- Hacer algún acto externo de humildad por amor a la Virgen.
- Al principio del día dedicar a la Virgen todas las acciones del día y a sí mismo.
- Hacer un cuarto de hora de lectura de un libro devoto.
- Vencer la pereza en las cosas espirituales y de devoción.
- Hacer algún beneficio a aquella persona a quien te parezca tener aversión o que te haya ofendido.