Primeros pasos de la Causa.
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PRIMEROS PASOS DE LA CAUSA.
La Madre Concepción falleció la madrugada del 7 de Febrero de 1999 a las 2:15h.
La monja que con ella pernoctaba, juntamente con la hermana de menor edad del monasterio, apenas fallecida y antes de amortajarla, le cortaron un mechón de su flequillo por la gran veneración que le profesaban.
Dos HH. de la comunidad percibieron durante la noche por separado -cada una en su celda- y sin sospechar que la Madre muriese, -nadie lo sospechaba- un sonido de campanillas o de tablillas metálicas, que les despertó a ambas y no acertaron a explicarse a qué se debía aquel misterioso sonido tan dulce y desconocido. Era algo como que 'iba pasando' por los corredores. Cuando al día siguiente vieron a la M. Concepción muerta se acordaron de aquel sonido misterioso que les despertó la noche anterior. Pareciéndoles como si ella se hubiese querido despedir de ellas.
A otra Hermana, al verla expuesta en el coro bajo, se le 'abrieron los ojos' y experimentó como un 'vértigo interior', al ver su altísima pureza y virtud y comprender la gran gloria de la Madre.
Antes de proceder a su entierro, D. Vicente de Paúl Vidal Arcas, de CLAUNE ('Claustros Necesitados'), -el encargado de los trámites para dar sepultura a las monjas de clausura de Mallorca- habiéndose cuidado de varias decenas de ellas, se da cuenta de que tiene delante un caso único. Le impresiona grandemente el que los fieles daban objetos para que se tocasen al cuerpo de la difunta. Una monja le dice que, son muchas las monjas que ha enterrado hasta entonces, pero que sepa que 'está enterrando una santa'. Se impresionó vivamente y se encomendó a ella e instantáneamente quedó curado de sus dolores que le habían acosado toda la vida, desde pequeño.
En vista de ello, D. Vicente le cortó un trozo de capa, el primero.
A continuación las monjas y familiares que estaban en la cripta del cementerio hicieron lo mismo y le cortaron un buen trozo de escapulario.
La caja -muy labrada, poco austera- era demasiado grande para el nicho preparado. Se procedió a traer otra muy pobre y deteriorada. Apenas puesta en ella, varios de los asistentes percibieron en el rostro de la que llevaba 42 horas difunta un preciosa sonrisa, llena de paz, que inspiraba una gran felicidad estar con ella.
Al día siguiente una señora llamó al torno. 'Quiere visitar su tumba', -cosa que no pudo hacer, por hallarse en clausura- 'Es que quiere agradecer una gracia muy notable que atribuye a su intercesión'.
La comunidad al enviar al día siguiente la nota de defunción a los Carmelos hizo constar estas siete palabras: 'vivió y murió en olor de santidad'.
Días después, una monja percibió, desde el ventanuco de la cripta del cementerio, un fuerte 'perfume de violeta', y sintió que la M. Concepción le concedía una gracia que le había pedido en vida. En el cementerio no había violeta alguna ni ninguna otra flor.
NOTA QUE SE REDACTÓ PARA EL BOLETÍN DEL OBISPADO DE MALLORCA. Marzo 1.999.
(Se publicó en el BOLETIN CLAUNE y se envío también a alguno Prelados de la Iglesia.)
MADRE Mª CONCEPCIÓN DE SAN JAIME Y SANTA TERESA
(De Oleza Gual de Torrella)
Carmelita Descalza. Palma de Mallorca.
(Desde su Fundación en 1617 es la que más tiempo ha sido Priora del Monasterio).
Falleció el 7 de Febrero de 1999 a los casi 94 años de edad y 70 de vida religiosa. Una Madre comprensiva para todos. Fue para la Comunidad, con la gracia de Dios y esfuerzo creciente, un dechado de observancia regular y modelo de todas las virtudes que, brotaban en ella -como connaturales- de su acendrada humildad de corazón y olvido heroico de sí misma. Su caridad fue tal como leemos en (1Cor. 4-7). Vivió y murió en olor de santidad. Todo trabajo le parecía poco a cambio de conocer, amar, y glorificar más a Dios por toda la eternidad.
Tenía su voluntad completamente unida a la Divina y su paz, igualdad de ánimo y entereza eran siempre constantes. De temple, mortificación, fortaleza y aguante increíbles. Toda la vida tuvo grandes deseos y esperanza de martirio. Con ser su vida tan heroica y perfecta se sentía ‘sierva inútil y sin provecho’ y no descansaba en sus obras, sino en los méritos infinitos de Cristo, a los que unía todo cuanto hacía. Su jaculatoria milagrosa de todas horas: ‘Corazón de Jesús, en Vos confío’. Le pedía salvar un alma por cada latido de su corazón, y constantemente ardía y crecía en Su Amor. El Corazón de Jesús todo se lo solucionaba. La plena confianza y abandono en ese Corazón divino y en Su Misericordia fue su vida, su secreto, su paz, su inmutabilidad, su mensaje para todos.
Todo cuanto nos decía o enseñaba lo vivía ella en plenitud. Nos repetía con mucha frecuencia las palabras de Ntro. S. P. Juan de la Cruz: “Cuando el alma se determina de veras a querer hallar y llevar trabajo en todas las cosas por Dios, en todas ellas hallará grande alivio y suavidad para andar este camino, así desnudo de todo, sin querer nada”. Sí, porque ella buscaba y quería hallar trabajo en todo por Dios, la vida religiosa se le hizo en extremo suave y dulce. Fue muy feliz siempre; y decía que “si mil vidas tuviese, otras mil volvería a entrar en el claustro, pero más joven” (Entró a los 23 años).
Nos repetía mucho: “La igualdad de ánimo en la contradicción, eleva el alma a gran perfección”.
Y también. “Nos hemos de alegrar de que piensen bajamente de nosotros” .
Y nos hacía ver todas las cosas como queridas o permitidas por Dios para nuestro bien. Ver la mano de Dios en todo cuanto acontecía, sin querer reparar en causas segundas.
Con pertenecer a una de las familias más aristócratas de nuestra ciudad, vivía y se contentaba de todo corazón con la mayor pobreza, usando lo que parecía inservible y dejando siempre para las demás lo mejor, pues ella decía que “no lo necesitaba”. Con haber sido 21 años Priora, y muchos Maestra de novicias, era todo un ejemplo de humildad, sumisión, respeto y obediencia, aunque la Priora fuese la más joven o las que habían sido sus propias novicias.
Creemos que, como S. Pedro de Alcántara dirá desde el cielo: “¡Bendita penitencia que tanta gloria me ha proporcionado!”.
Ntra. Santa Madre nos legó al morir: “Hijas mías y señoras mías, por amor de Dios las pido que tengan gran cuenta en la guarda de la Regla y de las constituciones que, si las guardan con la puntualidad que deben, no han menester de otro milagro para ser canonizadas”. Este nos parece el caso de nuestra queridísima Madre Concepción. Varias personas nos comunican favores recibidos, atribuidos a su intercesión y nos piden algún retazo de su escapulario o algo que le haya pertenecido para encomendarse a ella.
Nos recordaba, una y otra vez, un punto de las Constituciones: que nuestro primero y principal deber, la esencia misma de nuestra vocación de Carmelitas Descalzas y nuestro apostolado único y exclusivo es la contemplación de los divinos misterios y la unión íntima y asidua con Dios en la oración. Y que de aquí nos vendrán y vendrán para toda la Iglesia los mayores bienes.
GESTIÓN IMPORTANTE Y DECISIVA.
La M. Priora Mª Rosa del N. Jesús y San José, quiso asesorarse con el gran postulador de la Orden del Carmen, P. Simeón de la Sda. Familia, o.c.d que llevó más de cien Causas adelante, de su Orden y de otras.
El Padre Simeón se desplazó desde su residencia de Burgosdon y nos visitó durante unos días en Mallorca.
Se desplazó para conocer y visitar a la familia de la Madre Concepción, su casa en Palma, el predio de Son Seguí... Habló con muchas personas, de dentro y de fuera de la clausura. Leyó sus escritos. Vio cosas de uso de la Madre: como el hábito, alpargatas...etc.
Se emocionó.
Reunió la comunidad y les responsabilizó sobre el casotan único.
Cuando el P. Simeón de la Sgda. Familia, O.C.D. –25 años Postulador de la Orden y de otras Ordenes y Congregaciones- recibió el dicho folio exclamó:
“Esto huele a santa”.
Y nos dijo personalmente:
“Si lo que han escrito aquí es verdad, esta monja es una santa”.
P. Simeón de la Sda Familia, O.C.D. |
PALABRAS DEL PADRE SIMEÓN DE LA SDA. FAMILIA, o.c.d.
Habiendo ejercido en Roma durante 25 años el oficio de Postulador General de mi Orden, sucede que de vez en cuando diferentes personas o asociaciones -diócesis, familias religiosas, sacerdotes, postuladores o vicepostuladores de diversas causas de beatificación y canonización- me llaman por teléfono, me escriben o me piden que personalmente vaya a verlos para consultarme y poder informales sobre asuntos relativos a esa materia, como la introducción de una Causa, los varios pasos que hay que dar y los documentos que hay que preparar para conseguirla, así como los trámites que hay que seguir en la celebración de diferentes procesos de virtudes y de milagros. Esperan que el fruto de tantos años de experiencia mía en ese campo y el conocimiento de la “praxis” romana les pueda ayudar.
Entre los que me consultaron sobre este asunto, después de haber transcurrido 51 años en Roma, en 1999 destinado por mis superiores a esta casa “Imprenta- Editorial Monte Carmelo” de Burgos, fueron las Carmelitas Descalzas de Palma de Mallorca.
Me enviaron un folio en el que sintetizaban la figura de la Madre María Concepción de San Jaime y Santa Teresa, que acababa de fallecer en su monasterio, el día 7 de febrero de aquel mismo año 1999 en concepto, como les parecía, de santidad, y me pedían mi opinión personal: si era el caso de empezar un Proceso.
Leí aquel folio y me dije: "Esto huele a santa", limitándome a contestarles: "si lo que han escrito aquí es cierto, esta monja es una santa".
Me pidieron también les informase sobre cómo podrían proceder para una posible y futura petición de introducción de la Causa.
Del 4 al 7 de Junio –a los 4 meses exactos de su fallecimiento- volé a Mallorca para conocer ‘in situ’ todo lo concerniente a la dicha Madre. Durante los cuatro días que estuve en la isla, pude escuchar todas las informaciones que me dieron sobre la Madre Mª de la Concepción, visité su casa natal en la ciudad y un predio; me quedé maravillado ... tantos salones... Dios mío... qué palacio... y en el monasterio con cuánta pobreza y humildad supo vivir.
Pude leer y ponderar los numerosos testimonios que tenían recogidos de otras personas, examinar sus escritos y hablar con diversas personas que la habían conocido dentro y fuera del monasterio. No he visto una Madre tan decidida como esta. Realmente por lo que leí tiene muchísimas virtudes. Yo creo, estoy convencido, particularmente con lo que he leído, visto, oído, era un alma de virtudes heroicas, pero ‘heroicas de verdad’, porque heroicos, un rato, todos lo somos alguna vez. Algún momento.
Saqué entonces una buena impresión de esta Madre, creyendo que existía una auténtica y real fama de santidad y me parecía que había un serio y suficiente fundamento para, cuando llegase el tiempo y se terminasen todos los trabajos preparatorios, poder solicitar a la autoridad competente la Introducción de la Causa y la instrucción del Proceso o “Investigación” diocesana, como ahora prefieren llamarla (‘Inquisitio dioecesana’).
Reuní la comunidad en el locutorio y les dije que estaba emocionado y cada vez más convencido de que realmente me hallaba ante un caso excepcional de santidad, y el primer fruto de ello lo sentía yo. Los santos sirven para animarnos, y a mí me ha movido, me ha penetrado, fruto de que viene de Dios. Procuré que tomasen conciencia del caso diciéndoles que tenían que dar gracias a Dios. Es un tesoro que Dios ha puesto en esa casa y que ahora está saliendo a flote. Este olor de santidad es un olor muy misterioso, encerrada en cuatro paredes y apenas muerta: por todo el mundo se esparce el olor y toda la gente huele: aquí hay una santa.
Las monjas no parpadeaban.
Les seguí diciendo: "Y no vivió 24 años, sino que ¡vivió 93!" 40, 50, 60, 70 años siempre lo mismo, con salud y enfermedad, con unas monjas y con otras, Priora y no Priora, frío y calor. No vino al convento para tomar algo, sino para dejarlo todo, para entregarlo todo, para olvidarlo todo. Realmente es una cosa muy grandiosa. Tenía la humildad en grado elevadísimo. No se buscaba a sí misma. Se ve claramente que no buscaba su comodidad, y cuando tenía sufrimientos, no los decía, “todo le iba bien”.
Mucho equilibrio: en la vida conventual, en la vida de familia de casa, en la vida de oración, en el trabajo, en las opiniones. Ella sabía a cada momento lo que debía hacerse para mayor gloria de Dios y provecho de la Iglesia. Las monjas gozaban a su alrededor de una grandísima confianza, estaban tranquilas a su sombra: serenidad y tranquilidad.
Vida interior tan grande y llevaba verdadera vida contemplativa. Sdo. Corazón de Jesús; el amor a Dios; Smo. Sacramento; la liturgia. Cómo vivía la Providencia. Participando en todo en la vida de comunidad. Siendo un ejemplo perfecto en ella. Predicaba, primero, con el ejemplo y, luego, con las palabras. Toda entregada por Dios, por las almas, por la Iglesia, por los sacerdotes, por los pecadores. Según la mejor teología que hemos aprendido.
Les dije que creía, en conclusión, que realmente tiene todos los carismas para que pueda ser promovida esta Causa.
Aquí unas suspiraron, otras se asustaron pensando en un refrán de una antigua monja de su comunidad que les solía repetir: "hermanitas, procuren ser ‘buenas monjas’, pero ‘no santas’ que llevan mucho gasto y trabajo."
"Sí, es verdad" - les respondí - hay que hacer mucho trabajo ¡que lo sé yo!, pero si mirásemos esto, nuestra comodidad, no tendríamos ningún santo en la Iglesia. Pero M. Concepción ya no pertenece sólo a la comunidad de Palma de Mallorca sino al tesoro de la Iglesia, no es una cosa “allá ellas” no, esto es de la Iglesia, eso lo participan todos. Hay que pedir oraciones, estas cosas de Dios -donde se toca el misterio de la Santidad de Dios- “Tú sólo eres Santo” es una participación de la Santidad de Dios. La Causa les será como una lectura espiritual continua, como unos Ejercicios Espirituales continuos, viendo cómo ella trabajaba, vivía la vida espiritual. Cómo ella se santificó: qué escribía, qué propósitos hacía. De una persona que se santificó 93 años; ¡qué ya está bien! Y les hice saber la responsabilidad que tenían, pues parecía que el Señor quería que nos fijásemos en aquella alma y quería hacer algo con ella. Ante un caso que a mí me parecía tan claro y como persona avezada en la materia procuré animar a aquellas ‘isleñas’ y les dije que realmente se trataba de un caso de virtudes heroicas que vuela muy por encima de los demás. Empiecen a caminar.
Transcurridos 7 años de aquella muerte y de mi estancia en Palma de Mallorca, me comunican las MM. que ya se han ‘decidido’ por la Causa y me suplican les escriba unas palabras a manera de introducción para la primera biografía de la Madre Mª de la Concepción. Muy complacido asiento a ello y estoy muy contento de que la den a conocer abundantemente en nuestras comunidades y devotos.
Postulador de la Orden
Composición que las MM. Carmelitas Descalzas de Palma de Mallorca hicieron para obsequiar en su LX Aniversario al celebérrimo P. Simeón, en agradecimiento a su postulación tan fecunda en la Iglesia de Cristo.
Esta composición forma parte de un triptico.
A ambos lados hay dos pergaminos con los nombres de todos los santos, beatos, Venerables y Siervos de Dios que ha llevado la Causa.
Los pergaminos se pueden ver a continuación: |